lunes, 20 de septiembre de 2010

Amor sobre ruedas.

Facundo, paralítico de 25 años recién cumplidos, virgen y soltero. Las prostitutas le daban asco y acercarse a una mujer le producía temblores.
Bajando en silla de ruedas por las calles vacías del mediodía, decide empezar a trasnochar religiosamente en todos los bares y cuevas del oeste en busca de una amada.
Luego de 65 noches e incontables fracasos, cierta mañana (porque eran las 3 de la mañana) la vió parada tomando cerveza, una Diosa de piel oscura y pollera cortísima que se hundió en el corazón del pobre Facundo que se acercaba haciendo girar las ruedas oxidadas, queriendo adentrarse entre el paraiso de sus piernas y allí sentir toda su miel. El encare fue miserable:
--Hola muñeca. A vos te conozco de algún lado
--No, no creo
--Entonces me encantaría hacerlo. Querés tomar algo ?
--Jiji bueno
Facundo le pagó 5 tragos y después de insistirle y casi rogarle pudo sacarle el teléfono.
Pensó en verla toda la primavera pero la llamaba y nunca atendía. Finalmente se percató de que era un número falso y de que nunca más la encontraría.

Sin embargo, todavia sueña con los detalles de una ilusoria primer cita:
El llegaría caminando elegantemente y ella lo esperaría ansiosa y radiante en la mesa de un restaurant. Beberían, comerían, volverían a beber, luego chocarían sus labios y al caer la medianoche harían suavemente el amor bajo la oscuridad de un callejón mugriento.

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